💻 Dr. Fernando de la Guía
@Cardio_delaGuia
Depresión y riesgo cardiovascular. El
ejercicio puede ser una excelente terapia.
La
depresión puede ser un factor de riesgo tan grande como el tabaquismo, el
colesterol alto y la presión arterial alta. ¿Quién no ha tenido
momentos de tristeza? A lo largo de nuestra vida nos tenemos que enfrentar a situaciones
que cambian nuestra vida, como una enfermedad, una muerte en la familia, la
pérdida de un trabajo, un divorcio u otras situaciones inesperadas. Siempre se
ha dicho que “llorar puede ser saludable”.
La depresión y las enfermedades
del corazón son dos problemas de salud que nos afectan a diario y han sido
publicados estudios que indican que parece que están estrechamente
relacionadas, incluso van de la mano, siendo difícil saber cuál vino primero.
Aproximadamente 1 de cada 5
personas con enfermedad cardíaca padece depresión mayor. La depresión es hasta 3 veces
más común entre las personas que se recuperan de un ataque cardíaco que la
población general. Los supervivientes con depresión tienen un riesgo 3 veces
mayor de morir incluso después de tener en cuenta la edad, el tabaquismo, la
gravedad del infarto o la presencia de insuficiencia cardiaca.
Por lo tanto las personas con enfermedades del corazón
(angina, infarto, arritmias como la fibrilación auricular) o que se están
recuperando de un infarto o de una cirugía o cualquier problema cardíaco,
tienen un mayor riesgo de deprimirse. Así se ha comprobado que el 40% de
las personas sometidas a cirugía cardíaca tienen algún nivel de depresión
después del procedimiento. Y esta depresión es altamente perjudicial no solo
por la angustia que causa, sino porque están en riesgo de futuros problemas
cardíacos, incluyendo otro ataque cardíaco o la muerte. Si
los comparamos con personas sin depresión, los que están deprimidos tienden a
tener más complicaciones de salud. Y un dato que también resalta es que las
mujeres con enfermedades del corazón tienen más probabilidades de desarrollar
depresión.
En diferentes
estudios se ha comprobado que:
a. El 96%
de los pacientes con infarto de miocardio presentaban cualquier nivel de estrés
y el 40% tenían niveles de estrés severos.
b. Tanto
el estrés laboral como el estrés económico se asociaron con un mayor riesgo de
infarto agudo de miocardio: 5,6 veces más riesgo en pacientes con estrés
laboral moderado o grave en comparación con aquellos con estrés mínimo o nulo;
y 13 veces mayor riesgo para aquellos con estrés económico significativo.
c. Hubo
un riesgo 3 veces mayor de infarto de miocardio si un paciente había
experimentado algún nivel de depresión (de leve a extremadamente grave) en el
mes anterior en comparación con aquellos sin depresión.
Pero aunque estos datos son para
más que un debate, lo más positivo (siempre hemos de buscar el lado positivo) es
que si conseguimos mejorar los síntomas de la depresión, reducimos las
posibilidades de padecer un problema cardiovascular (tener un ataque al
corazón, un derrame cerebral o desarrollar insuficiencia cardíaca), incluso al
mismo nivel que se esperaría entre los que no estaban deprimidos. Así pues, la depresión es tratable y curable.
¿Qué soluciones
podemos aportar desde nuestro blog?
Los estudios han encontrado
que los pacientes que eran físicamente inactivos tenían más probabilidades de
experimentar depresión que aquellos que hacían ejercicio regularmente.
La
actividad física es un factor clave en la lucha contra la depresión y la
enfermedad cardíaca. También ayuda a los pacientes a prepararse
mejor para la cirugía cardíaca y recuperarse más rápidamente.
La evidencia sugiere que el ejercicio es una de las herramientas más poderosas para disminuir los efectos mentales y físicos de la enfermedad cardíaca, además de ser una de las terapias más básica y sencilla para controlar la depresión. Aquí volvemos a remarcar la importancia de la Rehabilitación Cardíaca.
La evidencia sugiere que el ejercicio es una de las herramientas más poderosas para disminuir los efectos mentales y físicos de la enfermedad cardíaca, además de ser una de las terapias más básica y sencilla para controlar la depresión. Aquí volvemos a remarcar la importancia de la Rehabilitación Cardíaca.
Un estudio canadiense
vincula inactividad con depresión en pacientes cardíacos. En este trabajo se
analiza el impacto de la actividad física en la depresión después de la cirugía
cardíaca. Los investigadores evaluaron a 436 pacientes y descubrieron que
aquellos que estaban físicamente inactivos antes de la cirugía tenían el doble
de probabilidades de tener síntomas de depresión antes de someterse a
procedimientos cardíacos. La falta de actividad física contribuyó a un mayor
riesgo de nueva depresión seis meses después de la cirugía y el estrés también
aumentó el riesgo de depresión después de la cirugía.
Conclusiones
1.
Está demostrada una fuerte asociación entre
la falta de ejercicio físico, la depresión y la enfermedad cardíaca, pero ningún
estudio ha demostrado ninguna causa y efecto.
2.
Nadie sabe si la depresión conduce a la
inactividad física, o si la inactividad física conduce a la depresión, pero
está claro que la actividad física ayuda a mediar en la ansiedad y la
depresión, y que mejora la calidad de vida de los pacientes cardíacos.
3.
La depresión debería considerarse oficialmente
como un factor de riesgo para las personas con síndrome coronario agudo.
Drudi LM, Ades M, Turkdogan S, et al. Association of Depression With Mortality in Older
Adults Undergoing Transcatheter or Surgical Aortic Valve Replacement. JAMA Cardiol. 2018;3(3):191-197. doi:10.1001/jamacardio.2017.5064
Rosengren A, et al. Association of psychosocial risk factors with risk
of acute myocardial infarction in 11119 cases and 13648 controls from 52
countries (the INTERHEART study): case control study. Lancet. 2004;364:953–962.
2016 European Guidelines on cardiovascular disease prevention in
clinical practice. European Heart Journal. 2016;37:2315–2381.
Horne, D. et al. Impact of Physical Activity on Depression After Cardiac Surgery.
Canadian Journal of Cardiology , Volume 29 , Issue 12 , 1649-1656.