💻 Dr. Fernando de la Guía @Cardio_delaGuia
Tratamiento del Tromboembolismo Pulmonar en Deportistas
Pensamos
que los deportistas no pueden padecer trombosis, pero esto no es así,
ya que también están expuestos a situaciones que pueden facilitar y
condicionar la presencia de estos trombos, tal y como un
elevado
nivel de esfuerzo que desencadenan un proceso de inflamación
crónica, traumatismos reiterados, viajes en avión demasiado
largos (síndrome de clase turista), inmovilización, deshidratación,
intervenciones quirúrgicas, etc.
Principalmente
el
trombo o coágulo se forma en las venas de las piernas y
se
trasladará hasta
la arteria pulmonar, de
tal manera que una
zona de los pulmones no recibe sangre y
empezarán los problemas respiratorios y para el resto del organismo.
El deportista podrá tener sensación
de falta de aire, dolor
en el pecho, mareos
e incluso perdida de conciencia. Si el trombo
es muy grande, de
tal manera que tapona la
arteria pulmonar principal, puede provocar la
muerte. Por
ello es un tema que queremos analizar en nuestro blog de cardiología
del deporte.
Diversos
estudios han demostrado que los
jugadores de baloncesto tienen más posibilidades de padecer
tromboembolismo
pulmonar (TEP) que
la población general, con
una incidencia de entre el 1,3-2,1 casos por cada 1.000 jugadores por año.
La
anticoagulación inmediata es obligatoria para todos los
pacientes sospechosos de tener trombosis venosa profunda (TVP) o un embolia pulmonar (TEP). Las
investigaciones de diagnóstico no deben retrasar la terapia
anticoagulante empírica.
La
terapia trombolítica se debe usar en pacientes con embolia pulmonar
aguda que tienen hipotensión (presión arterial sistólica <90 mmHg), que no tengan un alto riesgo de sangrado, así como en deportistas con TEP agudo no asociado con hipotensión
que tienen un bajo riesgo de sangrado y su presentación clínica
inicial o curso clínico sugiera un alto riesgo de desarrollar
hipotensión. Asi
pues, en
la mayoría de los deportistas con TEP agudo no
asociada con hipotensión, se recomienda el tratamiento trombolítico
administrado sistémicamente (grado 1B).
Los
medicamentos anticoagulantes son los siguientes: Heparina
no fraccionada, Heparina
de bajo peso molecular, Inhibidores
del factor Xa, Fondaparinux, Warfarina o Acenocumarol (Sintrom).
Los
agentes trombolíticos utilizados en el manejo de la embolia pulmonar incluyen los siguientes: Alteplase, Reteplasa.
Duración
de la terapia anticoagulante
Un deportista con un primer evento tromboembólico que ocurra en el
contexto de factores de riesgo reversibles (inmovilización,
cirugía o traumatismo) debe recibir terapia con un anticoagulante oral durante al
menos 3 meses. No se observaron diferencias en la tasa de recurrencia
en ninguno de los dos estudios que compararon 3 meses versus 6 meses
de terapia anticoagulante en pacientes con primeros eventos
idiopáticos (o no provocados). Así pues, la
recomendación actual es la anticoagulación durante al menos 3 meses. La necesidad de extender la duración de la
anticoagulación debe ser reevaluada en ese momento.
Las actuales guias de las sociedades cientificas (como por ejemplo, la ACCP: American College of Chest Physicians) resaltan que los nuevos anticoagulantes orales (DOACs), dabigatran,
rivaroxabán, apixabán o edoxabán son preferibles a la terapia con
antagonistas de la vitamina K (AVK) como terapia anticoagulante a
largo plazo (primeros 3 meses) para pacientes no cancerosos (grado
2B), entre los que incluiríamos a la gran mayoría de deportistas.
Aquellos con un primer episodio de tromboembolismo venoso y un
riesgo bajo o moderado de sangrado deben recibir un tratamiento
anticoagulante prolongado (grado 2B).
Los que tengan un primer episodio de tromboembolismo venoso con un alto riesgo de sangrado deben recibir terapia limitada a tres
meses (grado 1B).
Los deportistas con un 2º episodio no provocado de tromboembolismo
venoso y riesgo bajo o moderado de hemorragia, las guías médicas recomiendan el
tratamiento anticoagulante prolongado (grados 1B y 2B,
respectivamente). Mientras que los que padecen un 2º episodio de tromboembolismo venoso y tengan un alto
riesgo de sangrado, se prefieren 3 meses de anticoagulación a una anticoagulación extendida a más tiempo (grado 2B).
Aquellos deportistas con TEP y que tras ser estudiados sean diagnosticados de poseer algún factor de riesgo irreversibles, como la deficiencia de antitrombina III, proteína S y C, mutación
del factor V Leiden o la presencia de anticuerpos antifosfolípidos,
deben recibir anticoagulación a largo plazo.
Pensamos que los deportistas no pueden padecer trombosis, pero esto no es así, ya que también están expuestos a situaciones que pueden facilitar y condicionar la presencia de estos trombos, tal y como un elevado nivel de esfuerzo que desencadenan un proceso de inflamación crónica, traumatismos reiterados, viajes en avión demasiado largos (síndrome de clase turista), inmovilización, deshidratación, intervenciones quirúrgicas, etc.