Los beneficios del ejercicio pueden ser duraderos


💻 Dr. Fernando de la Guía @Cardio_delaGuia


Un estudio publicado en Frontiers in Physiology por parte de científicos de la Universidad de Duke (EE.UU) destaca que los entrenamientos que completamos hace años pueden continuar influyendo y mejorando nuestra salud a día de hoy.

Los hallazgos de este trabajo sugieren que los beneficios del ejercicio pueden ser más persistentes de lo que podemos creer, incluso en el caso de que actualmente no nos ejercitemos en la misma medida en que lo hacíamos antes.

La pregunta que se realizaron en este estudio fue ¿desaparecen todos esas beneficios del ejercicio tras dejar de hacerlo, o podría bien puede modificar nuestro sistema de alguna manera que ese beneficio antiguo se quede con nosotros?

Se trata de un trabajo donde los participantes habían sido incluidos en un experimento de ejercicio a gran escala llamado STRRIDE (Studies Targeting Risk Reduction Interventions through Defined Exercise), que se realizó entre 1998 y 2003, con cientos de voluntarios sedentarios y con sobrepeso entre las edades de 40 y 60 años, unos permanecieron inactivos como grupo de control y otros comenzaron a hacer ejercicio, bien moderado (caminar), o más intenso (trote).

Los voluntarios completaron tres sesiones de su entrenamiento asignado cada semana durante ocho meses, mientras se analizaron parámetros como la historia médica, cuestionarios de actividad física, altura, peso corporal, presión arterial, circunferencia de la cintura y el VO2max. Se analizaron muestras de sangre en ayunas para detectar glucosa, insulina y lípidos.

Tras esa fase, el estudio se paralizó y los investigadores no volvieron a ponerse en contacto con los participantes hasta una década más tarde, para realizar nuevas pruebas de su condición aeróbica y salud metabólica. También completaron cuestionarios sobre su condición médica y medicación que tomaban en el momento actual, y con qué frecuencia hacían ejercicio cada semana. Tras esto, los investigadores comenzaron a comparar resultados y encontraron diferencias significativas.

RESULTADOS
En general, cada uno de esos marcadores de salud mejoró en las personas que hicieron ejercicio y no en los controles. La mayoría de los sujetos del grupo de control (los que no habían hecho ejercicio 10 años antes) tenían mayor circunferencia abdominal, mientras que los deportistas mostraban poca o ninguna alteración en comparación con su estado anterior.

Los del grupo de control (sedentarios) también estaban menos en forma ahora, de tal modo que la mayoría había perdido un 10% de su capacidad aeróbica (V02max) a los 10 años, lo cual es típico de las disminuciones observadas después de los 40 años, cuando la mayoría de nosotros perderemos aproximadamente el 1% de nuestra condición física al año.

Pero aquellos sujetos que habían realizado ejercido intenso o vigoroso durante aquellos 8 meses, conservaban sustancialmente su forma física. En promedio, su capacidad cardiorrespiratoria aeróbica había disminuido sólo un 4,75%, y aquellos que informaron que todavía hacían ejercicio al menos 4 veces por semana estaban más en forma ahora de lo que habían estado una década antes.

Destacar que los voluntarios de estudio STRRIDE que habían caminado, es decir, que su ejercicio había sido moderado, no intenso, no parecían haber disfrutado de los mismos beneficios duraderos para la aptitud física que aquellos que habían hecho más ejercicio, ya que la mayoría de ellos había perdido aproximadamente el 10% de su capacidad aeróbica durante la última década, es decir, algo parecido que le había sucedido al grupo control o sedentario.

Pero este grupo de sujetos que realizaron actividad moderada (caminantes), si que mostraron mejoras sorprendentemente persistentes en su salud metabólica, más que entre los deportistas intensos, ya que todavía tenían una presión arterial y una sensibilidad a la insulina mejor que antes de unirse al STRRIDE.

CONCLUSION
Estos resultados sugieren que el ejercicio es un potente modulador de la salud, y algunos efectos pueden ser bastante duraderos, aunque estos efectos también pueden diferir, según el grado de actividad física que realice cada sujeto. Así, para disponer de una alta resistencia, es posible que tengamos que realizar actividades intensas con un mayor esfuerzo; pero para mejorar nuestra salud metabólica, es probable que con caminatas frecuentes y habituales sea suficiente.

Por supuesto, el mensaje que se transmite con este estudio es que si queremos estar bien en nuestra capacidad aeróbica y metabólica debemos hacer ejercicio de forma regular, porque incluso si esas actividades disminuyen más tarde con la inactividad y la edad, estaremos mejor que si nunca hubiéramos realizado actividad física.


REFERENCIA
Johnson JL et al.
Physiol., 16 April 2019