Dr. Fernando de la Guia @Cardio_delaGuia
Recomendamos lectura sobre un tema muy importante como es el de la patología aórtica en el deportista (ver referencia) con interrogantes que siempre se nos plantean como ¿el ejercicio aumenta el tamaño de la aorta?
La aorta
está expuesta a tensiones hemodinámicas significativas durante el ejercicio, y por
ello es importante identificar deportistas con posibles aortopatías
hereditarias por el riesgo a padecer complicaciones secundarias al esfuerzo físico
(un evento aórtico agudo con probable disección o rotura, y mitigar el
agrandamiento aórtico).
El
consenso general es realizar controles de las dimensiones
aórticas cada 6-12 meses para monitorizar el crecimiento y la tasa de
progresión de todos los deportistas con antecedentes de enfermedad aórtica.
Aquí
os dejamos las principales conclusiones que se obtienen en este análisis de
expertos:
1. El
ejercicio intenso induce elevaciones de la presión arterial sistólica (PAS)
debido al aumento del gasto cardíaco en los deportes de resistencia y al
aumento de la resistencia vascular periférica en los deportes de
fuerza. El efecto hemodinámico de la hipertensión prolongada sobre el
tamaño aórtico está bien documentado y los datos más recientes sugieren que el
estrés hemodinámico del ejercicio de alta intensidad durante muchos años
también puede resultar en remodelado y agrandamiento aórtico.
2. Si
bien parece poco probable que el agrandamiento aórtico leve que se observa en
la mayoría de los atletas sea peligroso, puede ser significativo en los atletas
que tienen una aortopatía subyacente.
3. Las
aortopatías pueden ser familiares y estar relacionadas con trastornos del
tejido conectivo (síndrome de Marfan, síndrome de Loeys-Dietz), y también se
observan con frecuencia en pacientes con válvulas aórticas bicúspides
(VAB). El impacto del ejercicio en estas condiciones está poco estudiado,
pero existe la preocupación de que estos atletas puedan tener un mayor riesgo
de ruptura o disección aórtica con el ejercicio.
4. No
se dispone de referencias específicas para deportistas. En particular,
aunque el tamaño de la aorta tiende a correlacionarse con el tamaño del cuerpo
en la población general, parece haber una meseta de aproximadamente 40 mm para
el tamaño de la raíz aórtica. En un estudio de jugadores activos en la NBA
(Asociación Nacional de Baloncesto), incluso en los atletas masculinos más
altos, era poco común que los jugadores tuvieran un tamaño de la raíz aórtica >42
mm.
5. Diferentes
estudios muestran que es raro encontrar en deportistas tamaños de raíz aórtica ≥40 mm en hombres y ≥34
mm en mujeres, aunque algunos trabajos en jugadores profesionales retirados
indican que es probable tener un tamaño aórtico> 40 mm, incluso después de
ajustar por factores de riesgo como edad, tamaño, raza, hipertensión, diabetes
mellitus y tabaquismo.
6. El
entrenamiento de fuerza se ha asociado con una mayor rigidez aórtica, mientras
que el entrenamiento de resistencia se ha asociado con una mayor
distensibilidad aórtica.
7. El
ejercicio habitual puede promover el agrandamiento de la aorta, pero incluso en
los atletas de élite, este agrandamiento es mínimo en edades más tempranas, por
lo tanto, la presencia de un agrandamiento clínicamente significativo justifica
una mayor investigación en el atleta joven.
8. En
deportistas “máster” de resistencia es común ver dilatación aórtica, por lo que
es prudente recomendar un seguimiento en serie de estos atletas veteranos.
9. Para
los atletas diagnosticados con una aortopatía, el asesoramiento sobre las
recomendaciones de ejercicio y la participación en deportes competitivos puede
ser un desafío, porque las recomendaciones de expertos son limitadas.
10. Con respecto a la participación deportiva competitiva, los dos componentes principales que guían las recomendaciones son: a) Existencia y tipo de aortopatía subyacente. b) Presencia de características de alto riesgo, es decir, agrandamiento aórtico (Z-score > 2 o diámetro de la raíz aórtica> 40 mm) y antecedentes familiares de un evento aórtico agudo.
- Para
los atletas que tienen una aortopatía conocida, así como características
asociadas de alto riesgo, se recomienda que eviten todos los deportes
competitivos.
- Para
los atletas que tienen una aortopatía conocida pero no otros factores de
riesgo, se pueden permitir ciertos deportes dependiendo de la condición
subyacente y el tamaño de la aorta, aunque aquellos que involucran colisiones
corporales deben abordarse con precaución.
- Para los atletas que tienen una aorta levemente agrandada (Z-score 2-2.5; raíz aórtica de 40-41 mm en hombres o 35-37 mm en mujeres) sin aortopatía clara identificada después de una evaluación exhaustiva, es razonable permitir todos los deportes de competición, pero se les debe aconsejar que eviten en general el entrenamiento intenso con pesas.
11. Hay pocos datos que nos confirmen los niveles seguros de ejercicio en atletas con aortopatía, por lo que las recomendaciones para el ejercicio deben ser individualizadas, prestando especial atención a las respuestas esperadas de la presión arterial y los riesgos de colisión corporal en los ejercicios que va a realizar, evitando aumentos marcados, agudos y sostenidos en la presión arterial media (PAM) que exceden el umbral de ruptura de la aorta, así como desaceleraciones repentinas que pueden ocurrir durante una colisión corporal.
12. En
general, el ejercicio aeróbico (correr, nadar) no aumenta drásticamente la
PAM. Por lo tanto, para la mayoría de los atletas con una aorta leve o
moderadamente dilatada, se cree que el ejercicio aeróbico es razonablemente
seguro, con una monitorización seriada del tamaño de la aorta y sin ningún
riesgo de colisión corporal.
13. El ejercicio de resistencia (p. ej., levantamiento de pesas) puede aumentar
drásticamente y de manera aguda tanto la PAS como la presión arterial
diastólica (PAD), aumentando así la PAM, por lo que se recomienda que los
atletas con aortopatía eviten el levantamiento de pesas pesadas y eviten el uso
de la técnica de Valsalva durante el levantamiento, aunque este es un tema
controvertido y que se debería individualizar.
14. ¿Y
si tenemos un deportista que ha sido intervenido a cirugía aórtica y quiere
realizar ejercicio no competitivo? Las recomendaciones actuales (AHA/ACC 2015) sugieren
que, si no hay evidencia de agrandamiento o disección aórtica residual, es
razonable la participación en deportes de baja estática y baja dinámica (Clase
IA) sin potencial para la colisión corporal. Así, los deportistas con
aortopatía bicúspide, en la que se reemplazan la raíz y la aorta ascendente,
probablemente tengan un riesgo mínimo de sufrir un síndrome aórtico agudo
adicional, y podemos ser más permisivos en sus recomendaciones de
ejercicio.
15. Los deportistas que se han sometido a una esternotomía, se deben permitir el tiempo adecuado para la curación y estabilización de la herida. Para atletas que deseen participar en deportes que requieran colisión corporal, se recomienda una buscar enfoques quirúrgicos alternativos a la esternotomía completa o el uso de técnicas quirúrgicas para reforzar el esternón, dadas las posibles preocupaciones sobre colisiones repetitivas.
REFERENCIA
Hsu JJ, Phelan DMJ. Exercise in Aortopathy: How Should We Counsel Our Patients? Exercise in Aortopathy: How Should We Counsel Our Patients? Aug 07,2020. Expert Analysis American College of Cardiology.
https://www.acc.org/latest-in-