El ejercicio físico es excelente para nuestra salud, pero si nos
fijamos en personas diabéticas, el resultado es mejor y más llamativo. En
un estudio publicado recientemente indican que la combinación de ejercicio
aeróbico (caminar, ir en bicicleta, nadar), y de resistencia (trabajo muscular
con pesas, bandas, etc) aporta importantes beneficios en el control de los
niveles de azúcar en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina.
Aunque
a menudo se recomienda el ejercicio de moderado a vigoroso (p. ej., 150
min/semana) junto con la dieta y/o la modificación del comportamiento, el ejercicio
es un tratamiento independiente que puede prevenir, retrasar o revertir la
diabetes tipo 2.
El ejercicio habitual, consistente en aeróbico, de resistencia o
su combinación, favorece un mejor control glucémico a corto y largo plazo.
Trabajos recientes también muestran que el entrenamiento en intervalos de alta
intensidad tiene éxito para reducir la glucosa en sangre, al igual que romper
el comportamiento sedentario con períodos cortos de movimiento ligero a
vigoroso (por ejemplo, hasta 3 minutos).
Curiosamente, realizar ejercicio por la tarde en comparación con
la mañana, así como ejercicio después de las comidas versus antes de las
comidas, puede producir un beneficio glucémico ligeramente mejor. A pesar de
estos beneficios eficaces del ejercicio para la atención de la diabetes tipo 2,
las recomendaciones óptimas de ejercicio siguen sin estar claras al considerar
la dieta, la medicación y/u otras conductas.
La mayoría de las recomendaciones del Colegio Americano de
Medicina Deportiva (ACSM) y la Asociación Americana de Diabetes (ADA) para la
actividad/ejercicio físico se centran en la frecuencia, intensidad y modalidad
para impactar favorablemente el control glucémico.
Dentro de la modalidad se incluyen consideraciones que incluyen el
volumen o la duración/repeticiones del ejercicio que se está completando.
Además, la intensidad del ejercicio aeróbico se determina principalmente
utilizando un porcentaje de la frecuencia cardíaca máxima (% FCmáx) y el
consumo y utilización máximos de oxígeno (% VO 2 máx).
La calificación del esfuerzo percibido (RPE) es una herramienta práctica que las personas pueden usar para estimar la intensidad del ejercicio si no pueden usar la frecuencia cardíaca o si no se les realizan pruebas de condición física máxima. Normalmente, el RPE se correlaciona bien con la frecuencia cardíaca (por ejemplo, un RPE de 12 se relacionaría teóricamente con una FC de 120 lpm). En este trabajo se compara el ejercicio aeróbico, de resistencia y concurrente, definido como completar ejercicios aeróbicos y de resistencia en combinación, como modalidades para afectar la sensibilidad a la insulina y la salud cardiometabólica.
También se analiza el ejercicio interválico de alta intensidad versus el ejercicio continuo para la glucemia, seguido del momento en que se realiza el ejercicio. Reconociendo que a algunas personas puede resultarles difícil dedicar tiempo al ejercicio, también se revisan las interrupciones del comportamiento sedentario como estrategia para controlar la glucemia.
Además, dado que la pérdida de peso puede ser bastante variable en respuesta al ejercicio, se analizan las ideas actuales sobre la variabilidad de la pérdida de peso, además de los beneficios del ejercicio independientes de la pérdida de peso, para ayudar a resaltar los beneficios para las personas con diabetes tipo 2.
REFERENCIA
The importance of exercise for glycemic control in type 2 diabetes
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2667036423000018?via%3Dihub#fig0001