Deporte y Corazón de las Mujeres
La participación femenina en los deportes ha aumentado enormemente y cada día es más habitual y normal su presencia en multiples competiciones. En este post se analiza un trabajo publicado en la web de la ACC/AHA donde se analiza la relación entre el deporte y el sexo femenino, siendo muy importante reconocer cuales son las adaptaciones cardíacas inducidas por el ejercicio en las deportistas femeninas.Muy interesante en este artículo son las tablas donde se muestran los hallazgos electrocardiograficos diferentes entre atletas femeninas y masculinos, relacionados con el entrenamiento y los patrones de ECG anormales, potencialmente patológicos (Tabla 1). Así, hay que destacar que las variantes normales que incluyen voltaje QRS elevado, bloqueo incompleto de rama derecha y repolarización precoz normal son menos comunes en las atletas femeninas que en los hombres.

La remodelación
cardíaca inducida por el ejercicio también difiere según el sexo. Las atletas femeninas tienen un tamaño biventricular, una masa del ventrículo izquierdo (VI) y
un grosor de pared más pequeño que los atletas masculinos. Un estudio reciente que evaluó atletas blancos de élite encontró que
ninguna mujer tenía un grosor de pared del VI > 12 mm ( frente al 2.5% de los
hombres) y comparativamente pocas mujeres (7%) tenían una diámetro
telediastólico del VI > 54 mm (frente al 47% de los hombres).
En general, la
interpretación clínica de las imágenes cardíacas en los atletas requiere un
enfoque individualizado que integre el género junto con el tamaño corporal, la
etnia y el tipo de deporte.
Las mujeres tienen una prevalencia fenotípica levemente menor de
miocardiopatía hipertrófica y miocardiopatía arritmogénica del ventrículo
derecho. Esto sugiere que las atletas con enfermedad cardíaca estructural pueden
tener menos probabilidades de sufrir MSC que los atletas masculinos con las
mismas condiciones. Queda por determinar si esta aparente protección es
atribuible a las diferencias en la expresión fenotípica de la enfermedad
cardíaca genéticamente mediada, a la modificación del riesgo arrítmico por
medio hormonal o a otros factores. En la tabla 2 quedan reflejadas las diferencias por género en la incidencia de MSC en atletas en diferentes modalidades.

Por el
contrario, las atletas femeninas tienen más probabilidades que los hombres de tener otros problemas médicos que pueden presentar síntomas que
sugieren falsamente origen cardiovascular o pueden tener manifestaciones
cardiovasculares asociadas (por ejemplo, anemia por deficiencia de hierro, enfermedad autoinmune, enfermedad tiroidea, displasia fibromuscular).
El impacto del ejercicio a largo plazo en la deportista femenina
Recientemente, la
cuestión de si la exposición prolongada a altas dosis de ejercicio puede ser
perjudicial ha despertado un gran interés. Esto ha sido motivado por la
observación en varios estudios epidemiológicos de que los deportistas
más dosis de ejercicio tienen un riesgo de mortalidad ligeramente más alto, aunque
estadísticamente insignificante, que aquellos que se ejercitan moderadamente
(la llamada "curva inversa en forma de J").
Cuando el riesgo de
mortalidad se estratificó por sexo, la forma de
la curva de respuesta a la dosis de ejercicio en hombres y mujeres fue
ligeramente diferente: mientras que conservaba la forma de J inversa en
hombres, se comprobaba que las
mujeres más activas tenían una mortalidad similar a las que realizaban menos
actividad (Figura 1).
Se ha encontrado que un subconjunto de atletas máster o veteranos de resistencia, todos
varones, tiene fibrosis ventricular como se demostró mediante realce tardío con
gadolinio (RTG) en la resonancia magnética cardiaca. La causa de esta
fibrosis no está clara, pero puede ser una sobrecarga ventricular, enfermedad
coronaria o miocarditis previa. Más recientemente, en una cohorte que incluía
un número igual de triatletas veteranos masculinos y femeninos, un porcentaje
considerable de los hombres (17%) pero ninguna de las mujeres tenía RTG.
Estas mujeres competían en competiciones de distancia más cortas.
En relación con el riesgo de calcificación de la arteria coronaria en atletas veteranos, recientemente Merghani et al. comparó la prevalencia de enfermedad coronaria en los
atletas veteranos de resistencia, incluyendo un 30% de mujeres, frente a controles sedentarios. Mientras que los atletas masculinos tenían más calcificacion coronaria que
los controles, las atletas tenían una carga similar a la de las mujeres sedentarias.
Las mujeres en este estudio estuvieron, en promedio, cerca de la menopausia. No está claro cómo el estado de los estrógenos
puede proteger a las mujeres de cualquier interacción entre la alta exposición
al ejercicio y la formación de placa coronaria.
Finalmente,
numerosos estudios observacionales han demostrado que las altas dosis de ejercicio
se asocian con una mayor fibrilación auricular (FA). Existen datos
contradictorios sobre si el riesgo adicional de ejercicio con dosis altas se
aplica por igual a hombres y mujeres. Un estudio prospectivo reciente sugirió
que el riesgo de FA en las mujeres seguía el mismo patrón que en los hombres, y que el riesgo en las mujeres más activas era mayor que en las
que eran moderadamente activas y similares a los que estaban inactivas. Sin
embargo, un metanálisis que incluía casi 150.000 mujeres halló que el riesgo de FA continuaba disminuyendo en todo el espectro de
la dosis de ejercicio.
Lo que es evidente es que se necesitan más estudios que incluyan atletas femeninas de resistencia y de mayor edad para identificar
si las mujeres altamente activas son parcialmente inmunes a los procesos que
impulsan la fibrosis ventricular, enfermedad coronaria y fibrilación auricular o tal vez solo están temporalmente
protegidas por el estado hormonal hasta después de la menopausia.
REFERENCIA
The Heart of the Female Athlete
Petek BJ, Wasfy MM.
Expert Analysis. ACC.